COLECCIONISTA

            Vivenciando en una población lejana, observando hombres de yuca, barraganete y cacao me aventuré a coleccionar deseos.

             Una loca invadiendo mil lugares, atrapando mil marradas, desbordando el olor a celo de una canina excitada.

            Es que me sentí manjar de cual todos quieran probar, dueña de la lujuria de aquellos que se atravesaron en mi camino.

            Uno me cautivo con su actitud lúdica contraste de jolgorio con un poco de sonrisas satíricas me invitó hacer una pasional fiesta.

            De él guarde un estilo desinhibido sin miedos por experimentar y con rienda suelta por obtener placer de la piel inquieta.

            El segundo me atrajo por sus pudeladas y serias ínfulas, solo remembranzas de su barba raspando mi espalda me queda.

            Fue un despacho jurídico la escenificación y ambiente de satisfacer sus ganas de introducir su libido           

            Y cuando la noche ya se había encumbrado, a mi encuentro se plantaron dos efebos canelos y bien dotados.

            Y traviesos fuimos a combinar mi blancura con los colores gitanos de sus cuerpos impulsando dureza de uno y lengüeteadas de otro

            Por qué conformarse con un unitario, si esa ves me invadía ambrosia para esparcir cuatro experiencias en la avidez de esos intrépidos.

            Al día siguiente emprendí mi retorno y dejar atrás mi visita a la cuidad de los desaforados por mojarse en sudor.

ACCIONES FELINAS

Ataviada gata se retorcía entre tules y algodón de los almohadones esperando a un alfa de pasión.

            Un ígneo varón arribó para acumular pericias de placer, poseía motivación entre el pantalón y un físico impuesto en atracción.

            Los tatuajes en sus brazos varoniles convirtió a la minina en fogosa y con impulsos instintivos la ropa al suelo descendió.

            Encendieron besos acompañados de caricias seducidos por maullidos pidiendo vehemencia y virilidad.

            Él se excitaba en el imperio de ronroneos sensuales donde las lenguas recorrían la piel de dos amantes.  

            Felina saltó entre la pelvis de la fuerte y dura hombría para prepararse a sentir la introducción de demasiados centímetros.

            Y comenzó la acción del dolor placentero ahormando su herramienta en la profundidad de delicadas carnes rosas.

            Furiosos y emocionados en satisfacción sacaron las zarpas para aruñar los torsos desnudos y sudorosos.      

            Gruñidos eran el lenguaje en las contorsionadas posiciones de dos amínales desflorando la epidermis y los delirios.

            Fueron salvajes brindándose torturas, palmadas, rasguños, ímpetus de lujuria en los fuertes movimientos de sus cuerpos.

            Y se sintieron fatuos por el extenso tiempo de saciedad en las ansias de esgrimir sus íntimos órganos en frenesí.

            Para terminar exhaustos expulsando jadeos en el ambiente invadido de jugueteos apasionados y llenos de deseo.

VELADA ESTILO CABARET

Hemos quedado en una cita esta noche y profetizo pasional aquelarre para los dos, sin lindes me impregnaré de sensualidad.

            Mi beldad será estilo cabaret porque no tendrás indulto para devorar mi cuerpo una y otra vez.

            Dama apolínea soy, peinando los cabellos al crepúsculo de la noche, maquinando las tormentas de mis caricias.

            Mi boca pintada de rojo seducción siente reconcomios por esparcir besos en la galaxia de tu hombría.

            Asistiré a nuestro encuentro con sempiterno liguero y medias de nailon para avivar las llamas de deseo en ti.

            Sombras obscuras delinean mi mirada ligándose a mis artilugios de tentación te convertiré en mendigo de la pasión.

            Este perfume me convertirá en ambrosía conquistando tu avidez, capturando tus impulsos por saborear mi desnudez.

            Guardaré arritmia en mi cartera con la erección de tu excitación al atisbar mi cargada lujuria en cada poro.

            Pretendo convertirme en especialista de los delirios y torturas, con las mejores actuaciones de mi lengua te brindaré vibrantes lamidas.
   
            Es tu alquimia quien alineará a los planetas para brindarte el tesoro de los contornos de mis pechos en tus mordidas.

            El sudor goteando de nuestra piel estremecerá a los movimientos de nuestros torsos en cálido vaivén.

            Y temblaremos en la satisfacción de los gemidos y las gozosas expresiones de nuestra congregación de placer.

FORASTERO

De tierras lejanas él arribó a mi auxilio de taciturnos momentos quemados del hambre por satisfacer los deseos de la carne trémula.
           
Cuando nos encontramos, la piel se enquisto en fuego para desfogarnos en besos imperiosos dentro del sinfín de los delirios.

Foráneo caballero se entusiasmó con el brío resplandeciente de las curvas de mi cuerpo para tomarme en sus brazos y subirme a la carrosa del placer.

Dos amantes blandían torturados por caricias, y despojándonos de las vestiduras, descubrí el activo sabor de un idilio.

Su espada erecta jugaba entre mis labios mientras los vidrios de aquel carruaje se empañaban con los calenturosos vahos.

Con miedo por ser descubiertos, en las tinieblas de un parqueadero él introdujo su dotado y grueso botalón dentro de mí.

No importaba los estrechos espacios de su auto, solo atendíamos el ímpetu de nuestros intensos gorjeos de placer en incremento.

Sorprendentemente nos inspiramos en posiciones, penetración tras penetración mis muslos se estremecían de satisfacción.

El tiempo transcurría bañado por el movimiento de su miembro chocando como olas en los muros de roca de mi cueva.      

Terminamos el excitante canto de gemidos, regándome por adentro con el fluido blanquecino del duro poder de un forastero.

Y desde ese entonces cada viaje hacia mi región él viene a devorarme con el mismo ímpetu de la primera vez.

            Siempre trae nuevas fantasías y locuras para palpitar con los riesgos del sexo en lugares impredecibles.

CALLEJÓN DEL BULEVAR



Soy dueña de la noche, patrona de las estrellas vistiéndome de sexy obscuridad para el mundo conquistar.

Segura yo caminaba por la calle fumando un cigarrillo, un feroz instinto me hizo adéntrarme a un callejón del bulevar.

Entre la bruma apareció un gladiador de la voracidad y el placer, entre sus ojos azules pude visualizar la libido recorriendo en las venas.

Nuestras satíricas almas se acercaron reconociéndonos de vidas pasadas, ese amante solo palpo un mordaz beso saliendo de mí.   

El portaba una chaqueta de cuero que de mente no puedo desprender,  fue mi impulso rozar mi sutil mano entre su zipper para sentir su poder.

Hambrienta de deseo por un movimiento descendiente hizo que mi boca arribara a la vasta erección de todo su cuerpo.

Fue mi lengua en su miembro la protagonista de celestiales actuaciones que a ese extraño lo hacía estremecer.

Su entusiasmo por poseerme salió a luz, me arrincono contra la pared y bajó mis bragas rosas haciendo a mi corta falda morada ser testigo fiel.

Sin pensamientos en mi mente y acompañada de un suspiro, él se introdujo entre la humedad de mis femeninos gemidos.  

Esa noche nos alimentamos de la fuerza y furia de las penetraciones cuales eran bañadas por el alba de la madrugada.

          Satisfacíamos a los delirios carnales de dos personajes fantasmas encontrándose en el pavimento, rodeados de avenidas.

           Desde esa vez, siempre cuando la luna mengua en los meses de junio nos juntamos para conmemorar el gozo de dos desconocidos.